martes, 30 de abril de 2013

PLAY: Rusos Blancos, fruta madura



La primera escucha del segundo disco de Rusos Blancos, Tiempo de nísperos,  me dejó un uauh! en los labios. A pesar de saber de antemano que los rusos habían abrazado varios géneros diferentes en su nuevo trabajo, no me esperaba que realmente hubiera una rumba, un tema disco y otro en el que Manu cantara como un crooner que recoge el testigo del Jarvis Cocker más elegante y dramático.

Unos meses más tarde, el pasado 26 de abril, me volvieron a sorprender. A pesar de las deficiencias técnicas de la mal llamada sala Slow y de la baja de Iván Jávega, el grupo consiguió borrar el recuerdo un tanto frío que guardaba de su primera actuación en Barcelona, hacía casi año y medio. Entonces pensé que les faltaba rodaje y chispa, a pesar de tener una base interesante. El pasado viernes pensé que les faltaba una sala en condiciones para mostrar todo lo que habían avanzado.

Tiempo de nísperos es un disco en torno al desamor y para aligerar esa unidad temática (además de mirarse en Jens Lekman) pensaron "que si hubiera sido muy igual estilísticamente el disco se hubiera hecho muy pesado". Es Manu Rodríguez, principal letrista y cantante del grupo, quien lo explica y añade que siendo conscientes de esa diversidad estilística la decisión acertada fue llevar cada estilo a sus últimas consecuencias”. Eso dio pie, por ejemplo, a una pieza disco tan setentera como Baile Letal 3.

Este es un disco grave en cuanto a discurso, quizás un espejo puesto delante del autor de la mayoría de las letras, quizás un recurso para huir de la etiqueta de pop gracioso o hasta herederos del tontipop que Rusos Blancos han ido arrastrando desde su debut. Una etiqueta que a Manu le acabó quemando y por eso optó por huir “deliberadamente de ello”. “A la gente le pasaba cualquier cosa y me decían tienes que hacer una canción de esto. Y con este disco, que tiene letras bastante duras, la gente sigue diciendo “el sentido del humor de Rusos Blancos” y yo pienso que lo único que me queda por escribir es que tengo cáncer y me voy a morir dentro de dos meses para que la gente deje de pensar ¡qué sentido del humor tiene!, explica y añade que “mucha gente confunde con humor el contar cosas poco convencionales”.

Si alguna vez Manu tuvo miedo de hacer un disco unitario sobre una ruptura, fue antes de escuchar I know what love isn’t de Jens Lekman. Cualquiera que le siga en internet sabe de su admiración por el músico sueco: “Soy consciente de la influencia de Jens en todos los aspectos de mi vida, le admiro por encima de todo”, confiesa. “Me parece uno de los músicos con más talento en la historia de la música pop. La presencia de él en el disco está muy clara, aunque muchas de las canciones estuvieran compuestas antes de que escuchase su último disco. Cuando salió el disco de Jens como que sentí mucha seguridad en el disco que íbamos a hacer los rusos”.

La sombra de Jens es especialmente alargada en los arreglos de Bonito Cortejo o Se me enamoran, además de en esa facilidad para contar historias que los dos comparten. A Manu le queda el inventarse historias para introducir los temas en directo.

En el disco hay dos temas compuestos por Iván Jávega, La playa de los locos y Marina que rompen un poco la línea del disco, aunque Manu no piensa así: “Sí que había una canción que no encajaba y se descartó, pero las otras dos sí lo hacen aunque se salen de la temática del disco. Está bien que haya cierta diversidad”.

Para grabar Tiempo de nísperos volvieron al estudio de Paco Loco ya convertidos en banda de 6, con la incorporación fija de Javier Monserrat (Litoral, Tórtel o su propio proyecto), y con un montón de músicos invitados, como Pablo Magariños a las percusiones. Sobre Monserrat Manu afirma que “es un músico excelente, súper versátil tocando la guitarra, muy bueno haciendo coros” y no menos importante, “un tío estupendo con el que lo pasamos muy bien”.

Uno de los aspectos que más me gustaron desde la primera escucha del disco fueron las voces. La solista principal y los coros femeninos (especialmente los de Elisa, que alcanza unos tonos preciosos), que habían comenzado a ganar terreno en el ep Hijo único.  Me alegro que de Manu sea “muy fan de los coros de chicas. Después de escuchar el disco de Adam Green y Binki Shapiro lo único que quiero hacer es un disco de duets para cantar con Eli, aunque le daría a ella el rollo crápula”. Celebro que haya apostado por cantar en un tono más parecido al suyo real, que es realmente bonito, aunque a Javi Carrasco no le guste que cante grave: “Estoy muy contento, me siento mucho más cómodo así, aunque de vez en cuando pueda hacer un falsete o en algunas cante en el mismo tono que en el primer disco”. Es el caso de Oro, disfruto, un hit en toda regla pero que no escogieron como single porque estilísticamente está muy cerca de su debut.

Si Sí a todo era una agradable sorpresa que recordaba a La Costa Brava, con destellos brillantes pero con algunos tics que lastraban el conjunto (esa obsesión teenager, por ejemplo), Tiempo de nísperos es un gran salto adelante: un disco para los amantes del pop bonito, cargado de arreglos y de coros, un trabajo más adulto, de gran carga dramática. Contiene uno de los mejores inicios de disco de la temporada, con las magníficas Dudo que el amor nos salve, Orfidal y caballero y Hogareña

* Podéis escuchar toda la entrevista en el programa correspondiente al miércoles 24 de abril. 

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