sábado, 1 de septiembre de 2012

EXTRA: Volando hacia otro mundo, Islandia (I)

Que el tópico coincida con la realidad no siempre es malo. No lo es en Islandia. Si lo escoges como destino vacacional pensando que encontrarás una naturaleza sorprendente y espectacular a la par que una capital cool y culturalmente rica, eso es lo que vas a encontrar. No hay sorpresas pero sí las hay, porque cada tópico tiene una vuelta de tuerca más. O, al menos, es un tópico que saboreas por primera vez.

Yo tenía esas razones en mente cuando decidí mis vacaciones, aunque había otra muy poderosa. Y no, no son Sigur Ros y el resto de grupos que han situado la isla en el panorama indie internacional (que también, también). Era una llamada Boreal Travel, la agencia de viajes que Joaquín decidió crear cuando, instalado en Reykjavik, sus amigos le pedían consejo para visitar Islandia. Cuando conocí a Joaquín ya era un apasionado del país, incluso sin haberlo pisado todavía. Y aún conserva ese amor hacia una tierra que ha hecho suya. No lo conserva, lo ha multiplicado. Pensaréis que mi opinión es sesgada, posiblemente lo sea, pero si pensáis viajar a Islandia os recomiendo que contactéis con ellos, ya sea para realizar un viaje cerrado donde no os tendréis que preocupar de nada como para recorrer la isla a vuestro aire pero con garantías de que todo será perfecto y veréis todo lo que es imprescindible ver. Joaquín no es un guía al uso, como no lo son las personas que trabajan con él: se implica personalmente y añade a los atractivos turísticos más típicos otros más minoritarios pero de gran encanto. 



Entre los parajes favoritos de Joaquín está Landmannalaugar, en el interior de la isla. Fue mi primera excursión tras aterrizar y hacer noche en la capital, y quizás por eso me impactó tanto el recorrido en coche hasta ella: el paisaje que pasa del verde donde pastan las ovejas, a ras de carretera, al negro de las antiguas coladas de lava; los preciosos caballos islandeses casi al alcance de la mano, el volcán Hekla (el volcán activo más famoso de la isla) dejándose ver con claridad, algo no habitual. Atravesamos la reserva natural de Fjallabak y contemplamos las aguas turquesas y la ladera rojiza (debida a los depósitos de hierro) del lago Ljótipollur. 



Landmannalaugar es impactante y tan precioso como si fuera de otro mundo, la expresión que el viajero repite más a lo largo de toda su visita. “Es como estar en otro mundo”. Sí, lo es. Incluye el campo geotérmico más grande de Islandia y a la vista es una explosión de colores que abarca el campo de lava de Laugahraun, rocas de riolita, respiraderos de vapor y olor a azufre. Verdes, marrones, ocres, azules, negros, cobrizos… A pesar de la multitud de turistas resulta sobrecogedor. Intentad hacerlo en invierno, valientes. Seguro que merece la pena. Como la mereció el baño en el hotpot, cerveza en mano, caballos al fondo, con el que acabé mi primer día en Islandia.

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