sábado, 1 de septiembre de 2012

EXTRA: Reykjavik, un jardín en cada poro - Islandia (IV)



Efectivamente, Reykjavik mola. Hay turistas que no quieren pasar en ella ni una hora, una elección claramente errónea. Es preciso pasear por ella, y cuando hablo de ella quiero decir principalmente centro, y fijarse en cada detalle. A mi hacerlo me hizo pensar mucho en lo habitualmente gris de nuestras ciudades, en la homogeneización, la frialdad y sí, la cutrez que muchas veces se da aquí. Me pareció ordenada y caótica a la vez, colorista en medio del frío, alegre, tranquila, creativa, colaborativa, libre. Sí, mi visión de 4 días, limitada desde luego, pero creada a golpe de ver espacios públicos llenos de vida gracias a la intervención ciudadana y respetuosa, incluso artística; de patios traseros llenos de flores y mobiliario de jardín discordante entre sí y que nadie piensa en robar; de intuir un respeto por el medio ambiente, por la identidad nacional (yo, que no soy nada patriota porque a menudo no me gusta la manera en que se manifiesta ese patriotismo); de ver un amor por las cosas hechas a mano (oh, la lana y esos jerséis!) y por la cultura; de ver unos ciudadanos islandeses que harán combinaciones estéticas imposibles, pero maravillosas. Repito que Reykjavik mola tal y como uno se lo había imaginado tras escuchar a Sigur Ros, Björk, Mugison y Of monsters and men.

Mi estancia en Reykjavik coincidió con la celebración del Menningarnott,  con multitud de conciertos callejeros y yard sales, y de la maratón, así que tuve la suerte de disfrutar de posiblemente el día más animado del año en la capital (con permiso de los días en que se celebra el Iceland Airwaves). Si os han dicho que hay un montón de tiendas bonitas, sí, las hay, pero también os habrán hablado de sus altos precios. Y por su puesto os habrán recomendado su ruta nocturna de bares, encabezada por el Kaffibarinn. Y sus cafés. Yo me quedo con C is for cookie, un sitio super bonito con tapetes de ganchillo en las mesas donde comer un rico sándwich o un trozo de pastel, y con Kaffismidja, siempre lleno, con un café muy rico, decoración igual de bonita y música ambiental de su colección de vinilos. ¡Ah! Y para sentiros como en casa, alojaos en Our House, un hostel acogedor, bonito y con mucho encanto en pleno centro.

 Espacio común junto a C is for cookie
 
Concierto junto al auditorio Harpa

Otra actuación del Menningarnott

La mítica tienda de discos 12 Tónar

La plaza de los guays, según Joaquín. Otro espacio colectivo en el centro

 C is for cookie
 
Our house


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