jueves, 2 de agosto de 2012

FLORA: Digamos sí a las semillas



Según Joan Bordas, veterano maestro jardinero de tradición familiar (su garden de Gavà es una maravilla y además de vender una gran variedad de plantas se dedica a hacer divulgación sobre jardinería de manera prácticamente altruista), una de las asignaturas pendientes de Catalunya y España es el uso de semillas. El cultivo de plantas mediante semillas está mucho más arraigado en otros países, cuando aquí todavía preferimos comprar la planta crecida y, si puede ser, florida. Para el sr. Bordas esto es un error, porque la práctica de la jardinería mediante semillas es mucho más barata, sostenible y consigue plantas más fuertes, además de resultar más emocionante y educativa. 
Mi experiencia en el uso de semillas es limitada y no siempre satisfactoria. Comencé plantado capuchinas, una planta fácil de semilla grande. Y sí, prosperaron la mayoría de semillas plantadas, pero sufrió una plaga que no le dio ni tregua ni flores. La caléndula sí llegó a florecer, pero su vida fue efímera y no lució mucho durante ella. Esta primavera he plantado petunias y zinias. También lo intenté con menta, pero aquí fracasé totalmente. Este año he utilizado semilleros de turba, aunque no controlé cuestiones como temperatura ni humedad: los coloqué en el exterior, protegidos de un sol directo, a merced de los caprichos del clima mediterráneo. 
Las petunias me han sorprendido gratamente: muchas semillas se han convertido en planta. En súper plantas, para ser exactos. La jardinera que tengo en el balcón está espectacular y colmada de flores. Sus dos únicas pegas son que necesitan mucho agua en verano durante la floración y que son plantas anuales. 
Las zinias me han hecho sufrir más, aunque han acabado creciendo y floreciendo, tomándose su debido (mucho) tiempo. Una la mezclé en la jardinera de las petunias y sorprendentemente es la que ha crecido más fuerte. Las otras las he sometido al sol directo de mediodía y creo que eso las hace sufrir un poco, pero también han llegado a florecer y ahora ya parecen más fuertes. 
Así que haced caso al sr. Bordas: sembrad semillas, es una aventura que no sabes muy bien como acaba pero divertida y barata (una bolsa trae un montón que se pueden intercambiar con los amigos). Aunque dejadlo para el otoño, con semillas para esa estación, claro, porque los rigores del agosto aquí no perdonan nada más que a los cactus y suculentas.

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