miércoles, 5 de mayo de 2010

Mirando atrás



Hace unos domingos tomaba el sol en el balcón con Bilbao-New York-Bilbao de Kirmen Uribe en el regazo mientras sonaba La Buena Vida de fondo. No los escuchaba desde una vez que hice ganchillo. Sonaban bajito como el rumor de las olas. Luego seguro canté algunas canciones mientras estrujaba naranjas en el desayuno.

La Buena Vida tiene el poder extraordinario de ponerme de muy buen humor, de hacerme pensar en barcos de pesca en el puerto de Donosti, en mareas que aún no han subido en Plentzia, en mi ropa de mi marca favorita (y la falda pantalón que me compré, igual que la de Irantzu). Sus discos son mis favoritos para coser o tejer, para los domingos de sol tibio.

Pero también guardan el poder de hacerme llorar mucho, de acompañarme cuando estoy bien triste y entonces recuerdo noches en una habitación con olor a tabaco; me recuerdo sentaba en bancos y otras cosas que no me gusta recordar. Así que si en ese estado de ánimo suena Calles y avenidas, seguro me pondré a llorar.

Esta semana de sol y de lluvias y de mal tiempo de mierda otra vez, de mojarme los pies, de que me torture el dentista, de viajes largos en metro, de querer abrazar a alguien, pero hacerlo ya, sólo tenía ganas de escuchar a La Buena Vida. Es por eso que en el programa de hoy he escogido algunas de mis favoritas de cada uno de los discos que forman mi colección (todos sus álbumes menos uno, que olvidé tener).

No he dicho que entre los buenos recuerdos que me brotan está mi amigo Antonio, amante del Donosti Sound, modesto maestro mío en Microclima pero grande, grande Antonio.

No hay muchos vídeos de La Buena Vida (increible!), así que me conformo con este:




el enlace para descargar el último programa

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